¡Todos somos únicos!, cada uno de nosotros traemos un “código” que nos define. En EMPO ESCUELA nos parece coherente interesarnos por el estado no sólo físico del paciente, sino también psíquica y emocionalmente. ¿Cómo ayudar a una persona sin saber cómo esta afectando la enfermedad a su vida? ¿Cómo separar a la persona y tratar solo la enfermedad? ¿Cómo negar la historia personal que forma parte del “enfermo”? Si queremos ayudar, tenemos que conocer y entender al paciente. Y para entender al paciente, necesitamos vincularnos a él.
Una vez posicionamos el paciente en una dimensión más amplia, seguimos la investigación en la fase corporal. El cuerpo nos dirá todo aquello que el paciente no sabe interpretar. Es decir, podemos descifrar a través del tacto qué tejidos están siendo inhibidos o solicitados en exceso, causando una respuesta en el cuerpo llamada “enfermedad”. El tejido puede ser óseo, fascial, nervioso, visceral u orgánico. No se puede olvidar que todos los sistemas que dan vida a una persona, provienen de la misma célula madre y por tanto el mismo código personal.
Todos los tejidos corporales pueden ser estimulados. No se pretende cambiar a la persona, sino ayudarla a descubrirse abriendo vías de recuperación propias. Apoyamos a la persona estimulando su regeneración; respetando los bioritmos, el cuerpo regresa a su estado más fácil, donde menos gasta y mejor rinde. Un cuerpo enfermo es un cuerpo que lucha por su recuperación. El osteópata ayuda a que ocurra de forma más directa y sencilla, sin quitar ni añadir nada al organismo.
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